Los orígenes del rock en Chile son imprecisos. Si bien los primeros discos del género circularon a mediados de la década de 1950, en la interpretación de Elvis Presley, el primer hito significativo fue la exhibición en nuestro país de la película Semilla de maldad (Blackboard jungle), que incorporó en su banda sonora un tema de rock and roll: “Rock around the clock”, interpretado por Bill Haley y sus Cometas. El sonido y la imagen de este nuevo ritmo se transformaron, paulatinamente, en la preferencia musical de los jóvenes de este rincón del mundo.
Con esta motivación, surgieron poco a poco diversos grupos y solistas que intentaron emular la música proveniente de Estados Unidos. Todos ellos constituyeron un movimiento de gran popularidad, que fue referente de la década de 1960 en Chile, y que se conoció como la Nueva Ola.
Hacia fines de la década de 1960, el rock chileno comenzó a asumir características contestatarias y rebeldes. Muchos jóvenes empezaron a usar ropas estrafalarias, dejarse el pelo largo y a cantar agresivamente y con estruendosos sonidos sobre el escenario. El meloso rock de la Nueva Ola daba paso a la rebelde sicodelia, a la propuesta pop contracultural y agresiva, representada en conjuntos como Los Jockers. Pero aún el movimiento no asumía, completamente, una identidad propia. El año 1970 fue un hito en este sentido.
En primer lugar, un grupo proveniente de Valparaíso editó su primer disco larga duración; Los Jaivas lanzaron al mercado su LP. El Volantín, con mínima difusión y donde mezclaban instrumentos y ritmos chilenos y latinoamericanos, con las variables propias de la música rock anglosajona. Fue el inicio de la carrera discográfica del más célebre de los grupos de rock chileno, y el paradigma del rock con identidad nacional. En segundo lugar, el mismo año se realizó en Santiago el Festival de Piedra Roja, evento multitudinario y juvenil que perfiló al rock chileno como una realidad social efectiva, digna de prestarle atención. La proliferación de grupos durante los primeros años de la década de 1970 fue notable. Sin embargo, el proceso tuvo su quiebre con el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.
La represión significó el fin de espectáculos nocturnos, de reuniones masivas y el deterioro creciente de la industria discográfica nacional. Si bien siguieron existiendo conjuntos, su difusión fue mínima y su impacto en el país, prácticamente nulo. La escena era subterránea, underground.
El resurgimiento evidente comenzó a partir de la década de 1980. La industria musical chilena, a veces con reticencia, empezó a dar cabida a distintos grupos de jóvenes cuyo emblema lo constituyeron Los Prisioneros. Se construyó así un nuevo movimiento, bautizado por la misma industria como pop latino.
La Década del 90 estuvo marcada por la sofisticación en la música y la internacionalización de algunos de sus conjuntos. Los Tres y La Ley fueron buenos ejemplos de esto. La evolución posterior del rock es un misterio, pero su historia es una realidad social del siglo XX que merece ser reconocida y comprendida.
viernes, 24 de octubre de 2008
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